Víctor Juan Cúnsolo
(Vitoria, provincia de Siracusa, Italia, 2 de abril de 1898 - Lanús, Buenos
Aires, 10 de abril de 1937)
Aunque nació en Vittoria
(Siracusa), al sur de Italia, Víctor Cúnsolo vivió gran parte de su vida en
Buenos Aires. Su familia llegó a la ciudad en 1908, cuando él contaba con diez
años, y a comienzos de 1910 estaba instalada en el barrio de Barracas. Esta
geografía definió su formación artística, ya que estudió pintura y desarrolló
su profesión en la zona sur de la ciudad, y de ahí también tomó sus temas: las
calles, el río, y las construcciones características. Comenzó a formarse en La
Boca, en la Academia de Pintura de la Unione e Benevolenza, con 19 años, bajo
la guía del maestro romano Mario Piccione, siguiendo el camino de otros
artistas de raigambre italiana que estudiaron en alguna de las instituciones
culturales y artísticas del barrio. Durante los siguientes años, Cúnsolo se
integró a la bohemia y el ambiente boquense, tuvo su taller frente a la ribera,
y desarrolló un estilo propio, protagonizado por este paisaje, al que atravesó
con una atmósfera particular.
A comienzos de los años
veinte realizó numerosas vistas a la Isla Maciel y de la zona de Barracas que
incluyen personajes, casas y barcos pintados con materia abundante y rápidas
pinceladas, y en ocasiones también con espátula. Sin embargo, desde finales de
la década puede observarse un cambio en su pintura, que se manifiesta
abiertamente en su exposición individual en Amigos del Arte (1928). Desde
entonces sus pinturas toman cuerpo con un lenguaje simplificado, de formas
geométricas y sintéticas, y de colores lisos y claros, colocados con pincel. En
estas obras representó el barrio de La Boca como un territorio silencioso y
solitario, lejos de su movimiento particular. Esta estética coincidió con el
lenguaje depurado y sintético de los artistas del grupo Novecento,
que Cúnsolo pudo haber visto ese mismo año, unos meses antes de su exposición
en Amigos del Arte, en la muestra de pintura italiana que Leonardo Estarico
presentó en el espacio Boliche de arte. Asimismo esta estética de
carácter introspectivo alcanzó a otros jóvenes artistas del barrio, como
Fortunato Lacámera y Miguel Diomede.
La vuelta de Rocha,
que Cúnsolo pintó en 1929, corresponde a esta poética personal. La obra está
protagonizada por un grupo de pequeñas embarcaciones que descansan sobre un espejo
de agua gris salpicada por reflejos de colores. Al fondo se desenvuelven casas
geométricas con paredes de colores lisos y techos a dos aguas, cúpulas de
iglesias y árboles de formas sintetizadas, bajo un cielo nublado. Se trata de
una geografía reconocible pero atravesada por el tamiz del artista, que la
devuelve como un espacio congelado, lleno de calma y quietud, lejos del
bullicio del barrio de La Boca.
Entre 1933 y 1968 el pintor y escritor Jorge Larco (1897-1968) donó al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) numerosas piezas, incluyendo esta pintura de Víctor Cúnsolo. Con este legado contribuyó a incrementar el patrimonio de arte argentino del museo, con obras de artistas contemporáneos como Raúl Soldi, Aquiles Badi, y Lino Spilimbergo, además de Cúnsolo, entre otros.
Entre 1933 y 1968 el pintor y escritor Jorge Larco (1897-1968) donó al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) numerosas piezas, incluyendo esta pintura de Víctor Cúnsolo. Con este legado contribuyó a incrementar el patrimonio de arte argentino del museo, con obras de artistas contemporáneos como Raúl Soldi, Aquiles Badi, y Lino Spilimbergo, además de Cúnsolo, entre otros.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog
corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo
de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro,
y que otras personas disfruten contemplando sus obras.
Como hacer una maqueta de algunas de sus pinturad
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