domingo, 7 de mayo de 2017

Godofredo Ortega Muñoz (1899 – 1982)


Nació en San Vicente de Alcántara, Badajoz, el 17 de febrero de 1899, aunque erróneamente en muchas de sus biografías consta que fue 1905 el año de su nacimiento.
Está considerado como el gran renovador del paisajismo en la España de la mitad del siglo XX, junto con Benjamín Palencia y Vázquez Díaz.
Huérfano de madre desde los seis años, fue enviado por su padre a terminar el bachillerato en Salamanca, con la pretensión de que tras concluirlo, iniciara la carrera de Farmacia.
Cuando aún cursaba el último año se escapó a Madrid resuelto a estudiar pintura. Comenzado su aprendizaje de forma autodidacta, lo hizo estudiando y copiando obras del Museo de Reproducciones, y más tarde en el Museo del Prado. Algunas de estas copias eran postales que enviaba a su familia. También pintaba al aire libre, sobre todo en la Dehesa de la Villa.
Sus exposiciones madrileñas de 1956 (Ateneo), 1959 (Dirección General de Bellas Artes), 1964 (de nuevo en el Ateneo), y 1967 (Galería Biosca), no hicieron sino afianzar su reputación identificándole como el creador de una de las interpretaciones más conceptualizadas y profundas del paisaje español contemporáneo.
Durante los años 60 y 70, además de participar en otras exposiciones, Ortega Muñoz estuvo representado en la colectiva realizada por el Guggenheim Internacional Award de Nueva York (1960), en la de pintores españoles contemporáneos que se presentó en París, en La Maison de la Pensée Française (1962); y en la de Maestros de la pintura española actual que organizó la Galería Theo en Madrid (1967). En 1970 presentó la retrospectiva más importante de toda su carrera en el Casón del Buen Retiro de Madrid, que se mostró después en la Biblioteca de Cataluña y en el Pabellón Mudéjar, en Sevilla. Su presencia a nivel internacional se hizo notar, ya en los últimos años de su carrera, en la colectiva Masterpieces of Fifty Centuries, que organizó en 1971 el Metropolitan Museum de Nueva York. Ciudad a la que viajó y en donde volvió a exponer a finales de ese mismo año, en la Galería Hastings del Spanish Institute.
Para entonces, críticos de varias generaciones se habían pronunciado en los términos más elogiosos sobre su pintura: Manuel Abril, Llosent y Marañón, Camón Aznar, Luis Felipe Vivanco, Gaya Nuño, José Mª Moreno Galván, Manuel Sánchez Camargo, Alonso Zamora Vicente, Santos Torroella, Baltasar Porcel, Corredor-Matheos. En un ensayo memorable, el poeta Gerardo Diego desveló la relevancia ontológica y la cualidad profundamente existencial de su trabajo. Sin perder su relación con los referentes generacionales o figurativos que le son característicos, la obra de Ortega Muñoz alcanza una tensión expresiva que no fue ajena a los logros de la pintura abstracta y que hoy debe valorarse a la luz de las nuevas perspectivas que han abierto al arte contemporáneo las prácticas conceptuales vinculadas a la experiencia del paisaje y a la relación con la naturaleza.
Fuentes:
Nota: La propiedad intelectual de las imágenes que aparecen en este blog corresponde a sus autores y a quienes éstos las hayan cedido. El único objetivo de este sitio es divulgar el conocimiento de estos pintores, a los que admiro, y que otras personas disfruten contemplando sus obras.







































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